Plumas invitadas
Las fábulas de Pla Ventura
Entre lo Divino y lo Pagano
Frases célebres
Noticias
videos de Facundo Cabral
 

El contenido de esta página requiere una versión más reciente de Adobe Flash Player.

Obtener Adobe Flash Player

 
 
< Volver a "Las Fábulas de Pla Ventura"
 
 

Fábula de Pla Ventura

DESENCANTO

  • Número de capítulos publicados: 100
  • Publicación semanal cada miércoles
 
  Publicación del próximo capítulo: miércoles 25/09/2024  
 
   DESENCANTO: Capítulo # 19 20/01/2010
  CANDELA, DESOLADA  

L

ógicamente, Luz, tras leer dicha carta rompió a llorar. No podía contener el llanto. Era mucha la emoción de cuanto estaba sintiendo. No daba crédito a cuanto había leído. No sospechaba, en modo alguno, que la situación de Gabriela pudiera ser la que ella había leído. Terrible era lo que sentía en aquellos momentos. Otra noche pasaría en vela. Por un lado sentía el dolor de su amiga y por otro, hasta sentía el alivio que, dicha carta, una vez se la mostrase a Candela  sirviera para que  ésta desistiese  de su idea  de  marcharse  a  Europa. 

No pudo dormir y, anhelaba la llegada del nuevo día para reunirse con Candela.

Mil conjeturas hizo Luz con aquel mensaje desolador que había leído en dicha misiva. Jamás una carta  la  había derrotado tanto y, lo peor de todo es que no podía hacer nada por su amiga. Luz sintió en sí misma el aguijonazo profundo del dolor que Gabriela le expresaba. Varias sensaciones la embargaban; dolor, angustia, desesperación, impotencia, rabia y un profundo desencanto ante lo que estaba viviendo su amiga en España. Estaba tan asustada ante la realidad que le había mostrado Gabriela que, de inmediato, quería  hacérselo saber a Candela. El tiempo  la  apremiaba.  Era mucha la emoción que  la embargaba e, inevitablemente, quería salvar a su amiga de la desdicha ante su idea por irse  a  España.

Era muy temprano pero, no lo dudó un instante. Cogió el teléfono y llamó a  Candela.

-¿Candela? Soy Luz, - le dijo- ¿Dónde quieres que nos encontremos? Necesito tal y como me dijiste, que conversemos respecto  al  viaje que querías que hiciésemos a España.

- ¡De acuerdo! Si te parece –respondió  Candela - nos vemos en la cafetería del hotel y, cuando tú termines la jornada, allí conversamos. Recuerda que tengo toda la ilusión del mundo puesta en ese viaje y,  más aún en, que tú me acompañes. Estoy segura que no me fallarás; Luz, querida amiga. Recuerda lo que te dije muchas veces; estoy harta de pasar privaciones en nuestra tierra; quiero que hallemos un mundo mejor, una vida más placentera y, ante todo, que tengamos un porvenir más bello. Aquí no saldremos jamás  de las penurias que estamos viviendo y, en España, por todo lo que me han contado, tendremos un trabajo mejor remunerado y, hasta podremos comprarnos una casa.

-Está bien, Candela. No sufras. Luego, en la tarde, conversamos de todo ello. Hablaremos largo y tendido. No te digo que no; tampoco que sí; pero debemos de analizar todo antes de dar un paso tan trascendental. Y no seas  tan ansiosa ya  que, se trata del paso más importante que podemos dar en la vida y, como tal, tenemos que meditarlo; piensa que, si nos vamos, llegaremos a un mundo desconocido para nosotras, un lugar en el que no contamos con nadie y en el que tendremos poca ayuda; pero en fin, hablaremos más tarde.

Difícil se le presentaba a Luz la exposición de los hechos; hasta creía que, era tal la ilusión que Candela  tenía por marcharse que pudiera ser que no llegase a  comprenderla; es cierto que, Luz tenía una carta guardada en la manga que, en realidad, no era otra que la misiva que había recibido de Gabriela; misiva en la  que, a no dudar, ella confiaba que fuera el detonante para que, Candela olvidara para siempre su idea  de irse a  España.

Luz estaba nerviosa. Quedaba expectante porque, no acertaba a comprender qué reacción tomaría Candela  cuando leyera la carta. Para ella estaba todo muy claro; cuando su amiga leyera la misiva de  esta amiga en común, que estaba ahora en España, todo quedaría muy claro, no sin antes adivinar que, pese a todo, aunque la decisión fuera la de  marcharse, Candela  se sentiría destrozada cuando leyera las afirmaciones de Gabriela.

El día transcurrió sin más argumentos que el propio trabajo y, es cierto que Luz esperaba la hora de  terminar la jornada  para, tras la misma, reunirse con su amiga; mucha expectación tenía Luz ante lo que Candela pudiera pensar. Todo se dirimiría en pocas horas.

De pronto se encontró Luz con Rodolfo, el apoderado que, obviamente, seguía hospedado en el hotel.

-Luz, -dijo apoderado- vengo de ver a Luís y el matador se encuentra fenomenal. Ha pasado la noche perfecta; ha dormido de un tirón y, el médico le ha dicho que, muy pronto podrá abandonar el hospital para venirnos al hotel hasta que nos marchemos a Bogotá. Me ha comentado que, si te veía te diera un beso de su parte. Está loco por verte.

Aquel encuentro dejó feliz a Luz. Ella sabía que Dios había estado con su amado y, lo que parecía un negro nubarrón, se había convertido en un sol maravilloso. Las palabras de Rodolfo dejaron a Luz llena de ilusiones. Por supuesto que, en la tarde, antes de volver a su casa,  iría a  visitarlo. Ahora, lo único que le intranquilizaba no era otra cosa que el encuentro que tendría con su amiga Candela. Luz quería cerrar el capítulo del su viaje a España y, la única forma que encontraba, y así lo entendía, no era otra que Candela se estremeciera cuando le mostrara la carta que ella había recibido de Gabriela desde España.

Luz estaba feliz, ¿cómo no estarlo?  Saber de la recuperación del hombre al que amaba y que, para mayor dicha, en breves fechas podría volver a explicar su arte dentro de una plaza de toros. Ella misma se estaba convirtiendo a esa “religión” de la que forman parte todos los aficionados a los toros; al entender toda esa liturgia que adorna a los amantes de una fiesta extraña en la que, un hombre mediante la creatividad de su arte, es capaz de jugarse la vida. En su interior, lógicamente, ella se sentía “arte y parte” de una fiesta de la que hasta hace muy poco tiempo atrás, desconocía prácticamente todo  y que, ahora, por un bello lance del destino, estaba amando como si fuese la  primera  de los aficionados.

Era la hora convenida y, de pronto apareció Candela en la cafetería del hotel.

-¡Luz! –Exclamó Candela- ¿Cómo estás? ¡No sabes cómo deseaba encontrarme contigo en este momento!  ¿Nos sentamos?

-Por supuesto, Candela.

-Mira, amiga querida. Como te dije por teléfono, no podemos quedarnos más aquí; de hacerlo, no seremos nunca nada. Medrar en nuestro maravilloso país es una quimera imposible. Aquí está todo hecho. Los de la clase política viven como reyes y, el pueblo, como nosotros somos, vivimos en la más dura penuria. No tenemos oportunidades y, debemos de buscar un horizonte más despejado. Somos jóvenes y tenemos toda la vida por delante; es ahora cuando debemos buscar el norte para nuestra vida. Será en España donde encontraremos lo que deseamos; allí, como dicen, es la tierra prometida. He sabido por ahí que, miles de colombianas han organizado su vida en España. Algunas, hasta se han casado y han encontrado el amor de su vida;  nosotras no podemos desfallecer. Luz., debe ser ahora o nunca, amiga mía. Si  hay quienes  lo han conseguido, nosotras no podemos quedarnos atrás.

-Escucha, Candela. La decisión de la que me hablas es más trascendental de lo que imaginas. No todo es tan sencillo. Debemos de meditar mucho esta idea. Parece sencillo pero, debemos de pensar que, una vez en España, allí estaremos solas, no conocemos a nadie y, ¿quién nos ayudará si nos vemos en problemas? No quiero desilusionarte pero, creo que no nos conviene. Aquí  no tendremos mucho pero, tenemos el apoyo de nuestros padres y, tanto tú como yo tenemos trabajo; con remuneración humilde, pero trabajo al fin y al cabo. Peores que nosotros los hay por cientos de miles, ¿no crees? Meditemos, analicemos, recapacitemos, sopesemos y pongámonos en el lugar de todos cuantos se han marchado. Por cierto, para que no veas que  son solo conjeturas o es un capricho mío, he recibido esta carta de Gabriela, ¿la recuerdas? Se trata de aquella amiga común que hace más de cuatro años se marchó a España y, por favor, mira todo lo que me dice. Te pido que leas esta carta con mucho detenimiento y, luego,  decidimos. Ve leyendo.

Candela, sorprendida, tomó la carta y, comenzó a leer detenidamente.

Tras leer la carta, Candela, se abrazó a Luz y, llorando amargamente no podía articular palabra.

Luz creía que, al respecto del viaje, la decisión ya estaba tomada. Candela seguía llorando. No encontraba remedio para sus penas. Posiblemente, tras leer dicha carta, se le acabaron todas sus ilusiones. Claro que, lo mejor, aún quedaba por venir.

 
  Nombre
  Email
 
  Comentario
 
INSERTE EL CÓDIGO para activar su opinión
CAPTCHA Image
código:     ((Pincha si no puedes leer el código))

 
consulta y respeta las normas de uso
 
  Autor: 2pHf6vXw 11/10/2015
  I've seen videos of you miakng your hybrids, which is an art in itself. But then to figure this out AND then still try it after you saw how disgusting it looked! You got more cahones and creative skill than moat I know! Well done !!!  
  Autor: kYnldgnbEUr 09/10/2015
  A plasiengly rational answer. Good to hear from you.  
  Autor: SH1trL4jBq 07/10/2015
  So that's the case? Quite a realevtion that is.  
  Autor: Cristina 04/02/2010
  ¡ Hola Luis !

Hoy, he aprovechado ... y retornada ya de mis vacaciones, me he dado una “panzada” de cuatro bellos capítulos de tu obra. Comenzando por este, hasta el último que has publicado.

¡ Y qué agradable placer es leerte, amigo ! ... ¡ GRACIAS !.

¿ Qué decirte entonces ? .... simplemente, que la trama se pone cada vez más interesante ....

En este capítulo puedo sentir ese ansiedad de Luz por encontrarse con su amiga Candela, para hacerle saber del peligro y riesgo que puede significar aventurarse en ir a España.

También, siento su angustia. No debe ser fácil, tratar de conciliar el sueño, sabiendo a Gabriela, una amiga querida, en problemas muy graves, y simplemente sentir que nada puede hacer por ella. Son cosas que pasan, pero que son duras de sobrellevar sin una sombra en el alma.

Y por suerte ... un alivio ... un respiro. Es maravilloso saber que un ser amado está fuera de peligro y sigue recuperándose ... sobre todo con el caso del torero ... que es “su” amado ... ¿ Cómo no sentirse así de felíz si Dios ha dado absolutas muestras de estar bendiciéndolos con su plena y absoluta gracia ?. Salud, amor y trabajo ... ¡ Qué delicadas y preciosas perlas les ha obsequiado ! ... ¿ Verdad ?.

Sigo ahora, con en el siguiente capítulo.

Un abrazo.

Cris
 
  Autor: Nilda Machado. 21/01/2010
  Luís:

Es indudable, que la carta de Gabriela resultó un detonante en el corazón de Luz... Que impotencia y desesperación siente al no poder ayudar a su amiga... imposible salvarla de tan terrible situación...

Me encanta la madurez de Luz al considerar lo inoportuno que resultaría el viaje a España...

Esperemos que Candela reaccione, después de leer la carta y desista de la ilusión de hacer el viaje a España...

Veremos que queda por venir... en el próximo Capítulo...

Mis bendiciones.

Nilda Machado.
 
  Autor: norma alicia 20/01/2010
  Que bien...me llena de alegría que Candela leyera la carta, para que así se deje de falsas ilusiones, creyendo que lejos de su tierra será el paraíso, siendo que para muchos pobres indocumentdos, cuando no es la muerte, es cosas peores, también es lindo que el amor entre Luis y Luz siga fluyendo, aunque me temo que esto, se agravará, cuando el torero se tenga que ir a seguir su carrera, ahí o Luz lo sigue o se queda con su corazón destrozado. mmmm a ver veremos que´pasará..saludos cariñosos... norma