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Autor: LINDA D'AMBROSIO
09/10/2017
A PROPÓSITO DEL NOBEL

S

i usted mezcla a Jane Austin con Franz Kafka, entonces usted obtiene a Kazuo Ishiguro. Pero tiene que añadir un toque de Marcel Proust”. Así describiría Sara Danius, secretaria de la Academia Sueca, el estilo del escritor recientemente laureado con el Premio Nobel de Literatura.

Curiosamente, Ishiguro recibe el premio por un corpus literario desarrollado en una lengua que no es la propia, pues no solo desciende de japoneses, sino que él mismo nació y vivió en Japón hasta los cinco años, edad en que se trasladó con su familia al Reino Unido por haber sido su padre contratado allí como oceanógrafo. Así, pues, aunque toda su vida ha transcurrido en Europa, el idioma que ha escogido para expresarse no es el materno, sino el de su país de adopción, magistralmente utilizado.


Kazuo Ishiguro, Premio Nobel de la Paz de Literatura

Sin embargo, en Ishiguro el mérito no deviene exclusivamente del lenguaje, sino también de los contenidos de sus obras, increíblemente empáticos. El desplazamiento, la memoria, y el desarraigo, son con frecuencia los ejes  en torno a los cuales se elabora su discurso.

“¿Qué es lo más importante para los seres humanos cuando sienten que el tiempo se acaba? Cuando sienten que están atrapados, cobran importancia cosas como la amistad y el amor”, expresaría el autor en una reciente rueda de prensa. Es una afirmación que trasluce las preocupaciones existenciales que son una constante en su obra. ¿Por qué y para qué vale la pena vivir?

Probablemente estas sean las cuestiones que se plantean los protagonistas de Nunca me abandones o El gigante enterrado, empeñados en encontrar su lugar en el mundo.Siete son las obras publicadas del escritor, nacido en Nagasaki en 1954, la mayor parte de las cuales ya habían sido galardonadas previamente: Pálida luz en las colinas (Premio Winifred Holtby), Un artista del mundo flotante (Premio Whitbread), Los restos del día (Premio Booker), Los inconsolables (Premio Cheltenham), Cuando fuimos huérfanos, Nunca me abandones (Premio Novela Europea Casino de Santiago) y El gigante enterrado.Dos de ellas han sido llevadas con éxito al cine, lo que lo ha transformado en un autor cercano al gran público.

Una cinta dirigida por Mark Romanek, en 2010, trasladaba a la pantalla la historia de tres personajes creados en un laboratorio con el fin de ofrecer sus órganos a pacientes gravemente enfermos: Nunca me abandones. La situación irreal en la que viven conforma una de las distopías presentes en la obra de Ishiguro, y ocasionó que a menudo el escritor fuera clasificado entre los autores de ciencia-ficción,  pues resulta impensable que en la vida real pueda disponerse libremente de seres humanos como simples fábricas o almacenes de órganos.

Los restos del día, su tercera novela, es un relato ambientado en la Inglaterra de 1956, cuyo protagonista, un mayordomo en vacaciones, se ve encarnado por el actor Anthony Hopkins en la película realizada por James Ivory (1993). “La relación con el cine mantiene a los libros en el centro de la cultura”, diría el Nobel, que además toca la guitarra y ha escrito letras para el cantante de jazz Stacey Kent. De hecho, su libro Nocturnos está sugestivamente subtitulado Cinco historias de música y crepúsculo, y está estructurado, efectivamente, a la manera de un tema con variaciones.

Son sus contenidos, sin embargo, lo que hacen de él un gran autor. Más importante que los rasgos formales, que las tramas, que su reconocido dominio del lenguaje, son sus temas, que le otorgan ese cariz conmovedor, puesto que sus historias son apenas un pretexto para poner en luz las sempiternas preocupaciones del ser humano y reflexionar en torno a ellas.

 
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