L a vida, en su inmensa generosidad me regala tesoros a diario que, para mi fortuna, éstos no son otros que conocer a personas de un talento desmedido, algo que me permite aprender un poquito más en este largo ya peregrinar por la vida.
Digo esto porque el pasado 17 de noviembre del año en curso conocí en la ciudad de Tomelloso a un pintor artista genial, yo diría que único en su género y el artista aludido atiende por José Ángel Ramírez Cuenca que, para su dicha, allí, en La Posada de los Portales de Tomelloso, ese lugar emblemático en el que se muestran las exposiciones más bellas, allí estaba la obra de José Ángel Ramírez Cuenca para deleite de los tomelloseros y de tantísima gente que, llegados de la región, todos se extasiaron con el arte de este hombre singular.
Por muy importante que un crítico pueda ser –y yo hablo en calidad de admirador- nadie podría ensalzar la obra de un imbécil porque no existen argumentos para ello; por el contrario, la obra de un gran artista puede ser ponderada hasta por el más humilde de los mortales que, en mi caso puede que así sea. Me cabe la dicha de confesar que quedé embelesado con la obra de este artista de Albacete, un hombre sin parangón que de la vida ha hecho su morada y de la pintura su razón de vivir.
José Ángel y su esposa el día que fueron recibidos por El Papa En su exposición en el lugar citado no cabían más obras de José Ángel; todas las paredes quedaban cubiertas de sus lienzos, destacando, como no podría ser de otro modo, ese lienzo de ocho metros de largo por dos de alto que, cautivó a todo el mundo. Tratándose de la Semana Cultural Taurina de Tomelloso, al artista aludido le pidieron una exposición con carácter taurino, algo que dicho genio accedió porque, para su fortuna, son cientos de pinturas las que tiene de dicha materia. El lienzo aludido, titulado LA TAUROMAQUIA EN PLENITUD, fascinó a todo el mundo y, lo que es mejor, dicho cuadro ha ido de forma itinerante por distintas partes de España e incluso en algún que otro rincón del mundo muy alejado de España.
José Ángel Ramírez Cuenca ha tenido que soportar durísimos envites en la vida como las enfermedades que ha padecido y de las que, para su fortuna, a Dios gracias, ha logrado superar. Desde hace un tiempo, para su desdicha aunque él lo considera una fortuna, viene arrastrando la última “cornada” que le ha dejado en una silla de ruedas. Le diagnosticaron un tumor óseo y, tras la intervención quirúrgica quedó parapléjico pero, ni siquiera dicha tara ha logrado mermar en lo más mínimo sus tremendas ilusiones.
-¿Cómo se encuentra, maestro José Ángel Ramírez Cuenca?
Prácticamente lo has dicho tú casi todo pero, si te soy sincero, me quedan muchas ganas de vivir y, sin duda, mucho por hacer. Es cierto que el tumor del que hablas que me dejó postrado en la silla de ruedas no ha podido conmigo; estuve casi un año en el Centro de Parapléjicos de Toledo y, te lo juro, salí de allí muy fortalecido porque creo que, la vida, pese a todo, sigue siendo el regalo más bello que nos ha dado Dios.
El artista junto a su obra cumbre, LA TAUROMAQUIA EN PLENITUD -Usted que ha expuesto en distintas partes del mundo, entre ellas México y Estados Unidos, ¿qué le motivó para venir a Tomelloso para mostrar su obra, un lugar digamos humilde si lo comparamos con las ciudades en las que usted ha expuesto?
No existe ningún lugar humilde en el mundo mientras haya unos ojos dispuestos para admirar la obra de un artista. Me lo pidieron y me sentí muy honrado por venir a esta ciudad que, como pude comprobar, el lugar de exposiciones, La Posada de los Portales de Tomelloso es un sitio idóneo para las más bellas muestras pictóricas para cualquier artista que se precie. Me he sentido muy honrado como te decía, en esta ciudad en la que me han tratado de forma maravillosa.
-Según he podido saber, usted, de pequeño tenía un problema auditivo que le impedía comunicarse con el mundo, algo que a Dios gracias pudo superar. Sin embargo, con dicho agravante, usted de forma autodidacta, desde muy pequeño ya pintaba usted, o como suele confesar, emborronaba las libretas que le robaba usted a su señora madre. ¿Cómo era la historia?
Posiblemente, gracias a ese problema auditivo que comentas que es totalmente cierto es lo que motivó que yo intentara comunicarme con el mundo mediante los lápices y con mis dibujos. Dices bien porque, de pequeño, yo ya me las ingeniaba para pintar y cuando descubrí las libretas y lápices que mi madre tenía en la papelería, cuando descubrí semejante material me sentí el más dichoso del mundo porque ya tenía lo que precisaba para poder expresarme mediante mis lápices.
-Por lo que deduzco, no le hizo falta a usted ir a escuela alguna cuando, desde muy pequeño era capaz de hacer genialidades con los lápices, por tanto, tiene usted el honroso título de ser un artista totalmente autodidacta. ¿Eso es un agravante o un atenuante artístico?
Yo diría que es otra forma de entender el arte; mi madre me parió así y Dios me concedió la licencia para poder dedicarme a una profesión que la amé desde el primer día que descubrí mis habilidades. Para mí, mi forma de ser y actuar siempre lo consideré como un atenuante que me daba la vida para poder ser feliz, sencillamente porque hacía lo que amaba y, como sabemos, todo aquel que hace lo que ama está benditamente condenado al éxito.
El maestro con el Rey de España -Maestro José Ángel, con la mano en el corazón, ¿no se vino usted abajo cuando quedó parapléjico, es decir, por aquello de tener la sensación de que no volvería a pintar que era su vida toda?
No, para nada. Es más, tras todo lo sufrido le seguía dando gracias a Dios que me había permitido poder valerme con mis manos puesto que, con las mismas podría seguir pintando aunque fuera en silla de ruedas; es cierto que, para el devenir diario tuve que adaptarme para poder pintar con algún que otro artilugio pero, como fuere, me siento feliz porque pese a todo sigo pintando que, como decíamos, es mi razón de vivir.
-Entre tantos lienzos hermosos como usted nos mostró en Tomelloso, me impactó ese lienzo enorme, monumental, el que usted bautizó como LA TAUROMAQUIA EN PLENITUD. Una pintura que la llevó usted a cabo cuando no estaba en silla de ruedas. ¿Es acaso, la obra citada, su buque insignia como pintor?
El problema de todo pintor o si se me permite la virtud, no es otro que el artista ama todas sus obras; los lienzos de un pintor son como los hijos de cualquier ciudadano que se pasee por la calle; uno los ama todos sin distinción. La única salvedad de dicha obra es que estuve casi un año para pintarla, de ahí el gran cariño que le profeso.
-¿Y no ha pensado usted ponerle precio para venderla?
Ese es el problema, ¿qué precio tiene una obra que he estado un año para pintarla y, lo que es más significativo, quién podría comprarla? Me sirve, eso sí, como bastión importante para todas mis exposiciones puesto que, ese cuadro lo han visto miles de personas y todos han quedado cautivados.
Así pintó José Ángel a la Duquesa de Alba -Por todo lo que he podido saber de usted, a la hora de pintar, el tema religioso lo ha plasmado con auténtica belleza puesto que ha sido reclamado en multitud de lugares para ello pero, en realidad, ¿qué temática le fascina más a la hora de coger los pinceles?
Soy un pintor muy asequible para cualquier temática. Igual me hace feliz pintar el cartel de la tamborrada de Hellín, el de la semana Cultural de Tomelloso, la propia Santa Faz con el rostro de Jesús, los canales de Venecia, el tema taurino, la misma chatarra de la que tengo hechos muchos lienzos, un desnudo de mujer, paisajes de toda índole, el retrato que le hice al Santo Padre; no sabría decirte, pero me siento a gusto en cualquier faceta de la pintura.
-Por cierto, ahora que habla usted del Santo Padre, explíquese al respecto que el asunto creo que merece una reflexión de su parte.
Yo pinté como te decía, el lienzo con la cara del Santo Padre y, si te soy sincero, me ilusionaba poder entregárselo en mano pero, la verdad es que lo veía como algo imposible; no todo el mundo tiene acceso al Papa, razón por la que de mi parte lo veía como un sueño, pero no alcanzaba a más. Es cierto que nos pusimos en contacto con el Obispado de Albacete para trasmitirles la idea que teníamos de entregarle el lienzo al Papa, pero todo quedó ahí. Claro que, un día nos llaman del Obispado para comunicarlos que en tal fecha y tal hora, seríamos recibidos por el Papa, vamos que no me lo podía creer, algo que ocurrió el pasado 13 de mayo, una fecha que jamás olvidaré, de la que me siento muy orgulloso y que sin lugar a dudas ya forma parte de los días históricos de mi existencia, sino el que más.
-¿Y cómo vivió usted aquel momento?
Es algo inexplicable porque Su Santidad estaba emocionado cuando le entregué el lienzo; tenías que haber visto la cara de felicidad de aquel hombre, tan explícita como la mía. Me dio las gracias emocionado como estaba y me animó para que jamás desfalleciera en mi quehacer que no es otra cosa que la pintura.
-¿Cambiaría usted por dinero aquel momento?
No, por nada del mundo. Como antes dije, cualquier ser humano daría una fortuna por ser recibido por el Papa mientras que yo, un humilde pintor tuve la fortuna de lograr lo que sueñan millones de seres humanos, compartir unos momentos con el Santo Padre, ver su sonrisa, escuchar su voz, sentir su alegría y recibir de su parte el ánimo y bendiciones que muchas veces todos necesitamos para seguir por el sendero de la vida.
Cuenca, según José Ángel Ramírez -Al margen del Santo Padre, José Ángel, usted ha sido visitado y abrazado por numerosas personalidades, entre ellas por el Rey de España, la Infanta Elena, por el pintor Antonio López, deportistas, toreros, personalidades de la política y la cultura. ¿Se siente usted realmente reconocido?
Tú lo has dicho, Realmente, por aquello de haber sido recibido por el Rey de España y muy feliz ante el hecho de que personas de inmensa relevancia se hayan ocupado de mi humilde persona. En ese aspecto no puedo pedir más, lo tengo todo.
-Más de cien exposiciones itinerantes por el mundo le avalan a usted en calidad de artista, entre ellas, México DF, Viena, Lisboa, París, Venecia, Cerdeña, Wingfield, amén de otras ciudades por el mundo. ¿Qué representa para un artista que todo el mundo sepa de su obra?
Yo diría que es el todo. Saberme reconocido es el aval que sustenta mi vida para poder seguir pintando y creando. Ha sucedido todo sin afanes porque no tengo ni un solo motivo para sentirme egocéntrico ante lo que hice; todo fluyó porque así lo dispuso el destino para que yo siga creando que es mi tarea.
-¿En qué momento le llega la inspiración?
Eso de la inspiración es muy relativo porque cada cual le da la lectura que estima más conveniente, pero como diría Picasso, yo procuro que la inspiración me llegue trabajando que es la única forma importante de encontrarme con ella.
-Como he podido saber, para usted, su ídolo sigue siendo Goya. ¿Qué tenía Goya que no tuvieran los demás?
Yo diría que, al respecto, todo queda en un gusto personal porque de aquella época fíjate la de pintores que tenemos para admirar, sencillamente porque su obra ha quedado inmortal al paso de los años. No sabría decirte un motivo concreto, pero de que me fascina la obra de Goya lo puedes proclamar a los cuatro vientos.
-¿Usted aspira a ser inmortal?
Yo aspiro a seguir creando y, pasados los años, cuando yo ya no esté en este mundo será la historia la que decidirá por mí. Mis pretensiones tampoco son tan vanidosas porque lo más importante que aprendí en la vida es la humildad, no existe otro fundamento que dignifique más al ser humano.
José Ángel con el consagrado artista Antonio López -El tío del actual Antonio López, un pintor de Tomelloso y de auténtico nombre y apellido, como usted sabe murió en la indigencia, algo que nos sigue sorprendiendo a todos cuando hemos visto la exposición que tiene, justamente en el museo llamado Antonio López, aquí, en la ciudad de Tomelloso. ¿Qué lectura le daría usted a un hecho tan inexplicable como el citado?
Sin duda era un hombre irrepetible que, como solía confesar, prefería morirse de hambre antes que vender a uno de sus “hijos” porque Antonio López siempre decía que sus cuadros, todos, sin distinción, tenían el rango de hijos y, si me apuras no le faltaba razón.
-Me ha maravillado, maestro, la forma con la que le trata a usted su esposa, la señora María José Herrera. Por todo lo que he visto, amigo, barrunto que se trata de un ser excepcional. ¿Me equivoco?
Tu percepción es absolutamente cierta porque María José, mi esposa, como diría la señora Eva Duarte es LA RAZÓN DE MI VIDA; ella es mi esposa, mi amiga, mi confidente, mi chófer, mi marchante, mis piernas dada mi invalidez que, para dicha mía, también es artista, aunque no lo ejerza. Ella pinta de manera sensacional pero, en su humildad, cuando me conoció a mí y por ende a mi obra, decidió colgar los pinceles.
Muchísimas gracias, maestro por el hecho de haberme atendido por aquello de regalarme su tiempo y, sin duda, sus mejores lecciones que no son otras que su propia palabra y la admiración que siento por su obra. Que Dios le siga bendiciendo. |