E l pasado 30 de agosto fue el cumpleaños de un ser excepcional al que la vida, en su devenir, me obsequió con su amistad y, lo que es mejor, con su cariño desmesurado. Se llama Ingrid Matta, Samita para los que somos sus íntimos del alma. Millones de felicidades para este ser maravilloso.
Pienso sin temor a equivocarme que gracias a Facundo Cabral, a su magia, a su amor y a su entente maravilloso para con las gentes, me cupo el honor de conocer a Samita, un lujo que llevo dentro de mi ser desde hace muchísimos años. Ella, Ingrid, amante de la filosofía de Cabral, amiga personal del maestro, es la que me concedió el honor de conocer a Cabral, sin duda, el mejor hallazgo que hice en mi vida.
La bella, Ingrid Matta, compañera del alma Uno, tras analizar encuentros como el que cito, ante todo tiene la obligación e incluso el derecho para sentirse auténticamente rico como es mi caso. Que de la mano de Samita llegara yo hasta Facundo Cabral, mi dicha no pudo ser mayor; es algo increíble, mágico, bellísimo, revelador porque, como miles de veces dije, Cabral cambió el curso de mi vida.
Todavía añoro aquellos “correos de Cabral” en que un nutrido grupo de cabralistas por el mundo nos comunicábamos entre sí antes de que llegaran las actuales tecnologías; eran bellos dichos correos en los que, para dicha personal, gracias a Samita conocí a personas de suma relevancia en calidad se seres humanos, una dicha que tantos años después vive dentro de mi ser.
Y tuvo que ser ella, Samita de los cafetales la que me sugirió que podíamos haber algo bello para el maestro Cabral, algo que nadie había hecho todavía por el globo terráqueo: ese algo no era otra cosa que la creación de una Página Web en su honor y, así lo convinimos y así lo hicimos; pero fue ella, Ingrid, la que me dio las pautas a seguir de cómo debería ser la página que honrara al maestro por el mundo.
Previamente a la página que cito, Ingrid y quien suscribe, habíamos hecho un librito para el maestro que lo titulamos LA MAGIA DE CABRAL que, en realidad, no era otra cosa que certificar que Facundo Cabral había pasado por Ibi para hacer un concierto extraordinario tras muchos años de ausencia por España. En Ibi se despidió el maestro de España y, ese recuerdo que nos parecía bellísimo, de ahí nació la idea de inmortalizar aquel concierto que, nadie sospechábamos que sería el último de Cabral en España.
Es decir, nuestra relación de amistad y cariño se forjó y se sustentó más tarde bajo los auspicios del cantor más grande de Hispanoamérica que, como decimos, atendía por Facundo Cabral, el que se consideraba el hermano de todos y el hijo de Sara.
Como explico, gracias a Cabral me cupo la suerte de conocer y amar a Samita, un ser humano de los que apenas quedan en el mundo porque su vida está basada en el amor, en la fe católica, en la amistad, en la concordia al más alto nivel porque si existe un problema, ahí está ella para darle solución urgente porque ella es una enamorada de la paz y la concordia puesto que, como el maestro nos enseñara, no hagas la guerra, vive por la paz.
Es hermoso que, tras tantos años, nuestra amistad siga siendo un valor en alza, cosa lógica tratándose una mujer tan excepcional como Ingrid Matta, la Samita bella que, entre otras muchas virtudes logró para el tiempo puesto que, el paso de los años no ha lacerado en lo más mínimo su físico puesto que, tras verla, confieso que me sobran argumentos para certificar que hizo un pacto con Dios para seguir siendo la bella muchachita que un día conocí.
Hoy, como ayer y con toda seguridad para mañana, a Samita solo puedo desearle lo mejor que, sin duda, no pasa por que tenga un auto fastuoso ni una mansión en la playa; lo que le deseo es toda la salud del mundo porque nadie como ella sabe que, solamente lo barato se compra con dinero.
Un fuerte abrazo
Luís |